Emparentadas con el género del humor, al que podemos hermanar con la sátira, una forma de hacer crítica que ayuda a liberar tensiones mediante la ridiculización de cierto tipo de conductas. Resulta tremendamente interesante ver cómo las posibilidades que engendra este “subgénero literario” se amplían y se renuevan según la época y las condiciones. En el caso de los chistes gráficos que salen en medios de comunicación escritos tradicionales y digitales (ahora con la pandemia imaginen la cantidad de ellos que habrán podido salir de forma espontánea) nos llevan a ese concepto tan necesario, ya mencionado anteriormente, de crítica social.

Quién no conoce la revista El Jueves o al gran Forges. El humor como forma de pensamiento crítico. Por eso, el campo se abre como las ramas de un árbol para contar la realidad de una forma hilarante. Además, como no puede ser de otra manera, se encuentran en toda la literatura de corte popular y oral, pero también insertados en el teatro, en la literatura culta y en otros géneros que recogen ese sentir del pueblo en estas peculiares historias humorísticas. Es curioso como en materia literaria no ha tenido el interés que otros géneros vistos como más graves. Hay una gran brecha entre la cultura popular y la cultura culta pero no más allá de la realidad, en el romancero existió una retroalimentación entre las formas populares que se llevaron a las cultas y de estas volvieron a las populares.